La evolución ha logrado que muchas especies sobrevivan a los cambios que estas experimentan a través del tiempo, pero es curioso como ese mismo concepto de evolución se puede evidenciar en el mundo automotriz.
Ya son más de cien años desde el nacimiento de los vehículos, y su desarrollo, hay que decirlo, ha sido en gran parte, gracias a los avances tecnológicos creados en el mundo de las carreras. ¿Había notado usted, que casi todas las grandes marcas automotrices han corrido alguna vez con algún vehículo en alguna categoría automovilística importante?, ¿sabe por qué tiene esto mucho sentido?, piense lo siguiente: es en las carreras en donde no se escatima en desarrollo ni creatividad, allí los ingenieros están frecuentemente en competencia para poner a punto cualquier sistema que reduzca el tiempo de vuelta de su bólido con tecnologías para: agarrar mejor el auto al suelo, para que frene en menos distancia, para que su motor sea más eficiente o finalmente para que sea más seguro en caso de impactos. Pero estas mejoras solamente se convierten en un éxito cuando su obra corredora de ingeniería, logre ahorrarse esas centésimas de segundo que le puedan dar el podio y con él, la razón a sus creadores. Entonces es así que emerge la “evolución automotriz”.
"...es en las carreras en donde no se escatima en desarrollo ni creatividad..."
Es sencillo, la evolución nació con tecnologías que ganaban carreras, y algún tiempo después, las marcas bajaban estos desarrollos a los autos de calle. En este punto me quiero referir, a una tecnología-tendencia en particular, producto de la evolución: El “downsizing”. Porque poco a poco son más y más las marcas que desarrollan motores más eficientes con tecnologías mecánicamente similares, aunque llamadas de manera diferente por cada casa matriz. Características técnicas que pretenden “sacarle el jugo” hasta la última gota de combustible, para aprovechar mejor la energía química que este contiene.
Para lograr aprovechar mejor cada gota de combustible, se han equipado los motores con: primero, un mínimo de cuatro válvulas por cilindro (para que el motor respire mejor), con apertura variable de válvulas de admisión y escape (para que no se ahogue en altas revoluciones), con sistemas de inyección con mayor presión de combustible (que garantiza una combustión más potente con menos cantidad del líquido inflamable), con construcciones de motores más livianas buscando materiales alternos como aluminio y aleaciones (por eso, quizá haya escuchado que los motores modernos en su mayoría ya no se rectifican, sino que se cambian) y por último, se están equipando dichos motores con turbo alimentadores o súper cargadores (que no son otra cosa más, que un soplador que aviva la llama de la explosión introduciendo más aire en la cámara de combustión).
En fin, me alegra ver como las marcas se esfuerzan por bajar cada vez más las emisiones de gases contaminantes en nuestro ya golpeado planeta, bajando de paso el consumo de combustible favoreciéndole así el bolsillo, y por supuesto sin sacrificar la potencia ni el torque, porque de esto último sí que están hechos los autos deportivos. Por ahora esta evolución es la que le pone el toque picante al mundo de los motores, aunque se experimenta con mayor fuerza en la gama de los deportivos, es totalmente evidente que gracias al downsizing se está experimentando en todos los segmentos, una evolución importante en las máquinas de cuatro ruedas.