Justo cuando uno piensa que ya no hay mucho que ver porque ya conocemos el campeón de pilotos y el campeón de constructores aparece Brasil, Gran Premio que nunca decepciona.
Verstappen, siempre protagonista en esta pista y con una victoria casi en el bolsillo que no pudo ser en 2018, (se enredó sacándole vuelta a Ocon) este año puso su puño sobre la mesa desde las prácticas, siendo el más rápido, consiguiendo la Pole y llevándose la victoria.
La carrera buenísima, en pista y en pits: en pista se vieron duelos y adelantamientos en todos lados; desde la punta hasta los 2 Williams luchando rueda a rueda al fondo del pelotón.
En pits las cosas no estaban menos agitadas, sin información clara del desgaste de los neumáticos duros, con la temperatura del asfalto en ascenso y a la espera de ver que hacían los rivales, y hasta los safety cars, los nervios estuvieron vivos hasta la última vuelta en el muro de todos equipos.
Todos los pilotos brillantes, hicieron lo mejor de las circunstancias excepto por Vettel, no encontró el ritmo de punta, no hizo rendir los neumáticos y para terminar, frustrado y quizás en cierta medida ofendido con el pasadón que le hizo su compañero de equipo al final de la recta, le tira el carro a Le Clerc, cerrándole la trayectoria y generando un choque que los dejaría a ambos fuera de carrera; comprometiendo, por no decir resignando el tercer lugar de Le Clerc en el campeonato de pilotos.
Impresionante resultado de Pierre Gasly, quien logra su primer podio en un escalofriante final rueda a rueda a casi 300 km/h con Lewis Hamilton sobre la linea de meta ¡y con un Toro Rosso!
Nuevamente sube la temperatura en la interna de Ferrari, los egos de Vettel y verse una vez más superado por su compañero de equipo le calientan la cabeza y lo llevan al error, a la desesperación y a perjudicar al equipo.
Ojalá esto sirva para que dejen claro de una vez por todas las cosas en Ferrari.